
Inditex ha logrado recuperar esta semana una parte de las pérdidas de la semana pasada, con una subida del 4,2% en las cinco últimas sesiones. Pero en un contexto en el que, como decía hace unos días Christine Lagarde, es posible que los aranceles de Trump hagan caer el crecimiento medio punto y subir la inflación otro medio punto, es difícil pensar que, de momento, Inditex pueda recuperar una senda alcista como la que le hizo ser, el pasado año, uno de los valores estrella de la bolsa.
Cabría decir lo mismo de otros muchos valores que en el 2024 estaban claramente en tendencia positiva, pero que en estos inicios de 2025 se mueven de forma lateral o incluso bajista.
Pero hay una excepción, el oro, que tras un brillantísimo 2024 en el que subió más de un 30% ha empezado el 2025 muy bien, acumulando a fecha del viernes pasado una subida del 14% desde el uno de enero y consolidando su cotización por encima de los 3.000 dólares la onza.
A diferencia, por tanto, del año pasado, en el que el oro subía a la vez que subían los demás activos, ahora el oro sube en solitario. Del llamado “rally de todas las cosas” (“everything rally”) hemos pasado a una subida casi en solitario del oro. Las bolsas americanas apenas suben porque acusan la incertidumbre de Trump, las europeas parecían querer despegar, pero, salvo nuestro Ibex, empiezan a aplanarse, los bonos europeos corrigen y los americanos están más o menos estables. Incluso el dólar baja y el hasta hace poco imparable bitcoin también se ha estancado.
Pero el oro sigue subiendo, convirtiéndose en el activo refugio por excelencia, y todo indica que, a largo plazo, más allá de los vaivenes de corto plazo, va a seguir subiendo. Por un lado, porque la Fed y los restantes bancos centrales van a verse obligados a seguir financiando unos gastos públicos crecientes y difíciles de controlar. Por otro, porque el dólar va a seguir perdiendo peso, aunque sea poco a poco, como moneda de reserva global, y ante la falta de alternativas (el euro no lo es y el yuan aún menos) el oro se perfila como el candidato número uno a sustituir al dólar en las reservas de los bancos centrales.
La Fed ha anunciado la semana pasada que va a reducir el llamado “endurecimiento cuantitativo” (QT), es decir, que va a ralentizar el ritmo al que rebaja la liquidez del sistema, ya que a partir de ahora va a pausar la reducción de los bonos del Tesoro de su balance, bajando la cantidad mensual a amortizar de 25.000 millones de dólares a 5.000 millones de dólares. Ese mantenimiento de la liquidez es algo obligado para la Fed y para otros bancos centrales y la dilución monetaria que provoca favorece al oro.
Lo mismo pasa con el llamado acuerdo de Mar-a-Lago por el que el equipo de Trump pretende devaluar al dólar sin perder su estatus de moneda de reserva, para no perder el llamado “privilegio exorbitante”.
En nuestro Grafico semanal del pasado 23 de septiembre de 2024, bajo el título “La Fed dispara el oro y el bitcoin” decíamos literalmente que “el oro sube porque los bancos centrales van a seguir imprimiendo dinero”. Hoy, cinco meses después, las cosas no han cambiado.
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